De joven trabajaba en un campamento para niñas en los veranos. Era la líder de un grupo de que acampaba kilómetros adentro en lo profundo de un bosque en Wisconsin EEUU. Hubo un evento que puso a prueba mi temple, mis habilidades y mis conocimientos. Una niña fue atacada por un grupo de avispas que la picaron. Tal fue el veneno que su rostro se hinchó y empezó a respirar con dificultad. Durante la conmoción el compás cayo por una revina y se rompió. Yo estaba aterrada. Fue ahí que tomé mi primera decisión de vida o muerte. Guiándome por el musgo y otras señas logré encontrar el camino a una carretera dónde pronto ayuda para llevar a la pequeña al doctor.
Cuando una situación difícil surge, en la que estas sólo y nadie te va a rescatar y debes tomar una decisión crítica es entonces salen a la superficie una mezcla del sentido común, experiencia, intuición y conocimientos. Es cuando te dices “ahora sí necesito tomar una decisión que va a definir mi vida para salir adelante”. El miedo, dolor, las emociones, el estrés ofuscan nuestra habilidad de tomar decisiones importantes y causan que perdamos de vista las soluciones o cometamos errores. Por eso es importante ser el dueño de nuestras vidas. Y contar con el carácter, experiencia y habilidades necesarias para superar el reto y dar todo de nosotros.
Como padres hacernos a un lado y permitir que nuestros hijos experimenten la frustración, la pérdida, y desilusión es difícil. Para ayudarlos a ser felices y tener éxito necesitamos dejar que nuestros hijos hagan cara a sus desafíos y permitir que tengan sus tropiezos para que dentro del marco seguro de nuestro hogar y familia para que puedan toparse y superar estos desafío y límites y aprender de ellos, y formar su carácter.
Recuerda que el fracaso no existe cuando aprendemos de nuestras acciones. Deja que ellos resuelvan a su manera los problemas y conflictos. Ayúdalos a reflexionar sobre las decisiones acertadas o equivocadas que hayan tomado. Con manera dulce pero firme puedes guiarlos y enseñarles a aceptar las consecuencias buenas y malas ya que todas son lecciones formativas. Siempre serás su mejor ejemplo y la persona a la que pueden acudir cualquier caso. Ellos necesitan ser independientes y capaces de resolver un conflicto con su pareja o un problema con la asamblea de accionistas.
A todos nos llega el momento en el que estamos frente a una situación que parece imposible, una crisis que parece insuperable, o sin escape. Entonces es cuando puedes crear tu propia versión de un milagro y salir adelante. Pero primero es necesario que seamos los líderes de nuestra vida para poder hacer frente a la contienda.
Los líderes son puestos a prueba por las circunstancias pero creados por la formación y la experiencia. Cuando menos lo esperamos nuestros hijos tendrán que tomar importantes decisiones en la vida cuyo resultado depende de los aprendizajes y las habilidades que hemos cultivado con ellos a lo largo de su desarrollo.