Hay mucho escrito sobre cómo superar obstáculos, encarar nuestros temores y lograr nuestras metas. ¿Pero qué nos mantiene unidos cuando las cosas toman un mal rumbo o no van como las planeamos? ¿Que nos impide desmoronarnos o autodestruirnos cuando las cosas andan muy mal? ¿En qué nos podemos apoyar para estar bien de nuevo?
Cuando las cosas empiezan a hundirse tendemos a condenarnos y sentirnos culpable, culpar a otros por nuestro infortunio, y tener pesadillas de un desastre total. Estos pensamientos nos pueden hostigar hasta que los hagamos a un lado, y lo reemplacemos con preguntas constructivas que nos lleven a tomar las acciones necesarias para cambiar el rumbo:
Pregúntate: ¿Es acaso este un problema que puedo resolver o necesito aceptar y resignarme a la situación o del que deba alejarme? Antes de tomar cualquier acción necesitas responder esta pregunta. De lo contrario estarás actuando bajo la influencia de emociones negativas y del temor. Hace falta aquietar nuestra confusión y ubicarnos con los pies en la tierra. El primer paso a considerar es si es que puedes arreglar la situación. Si no se puede arreglar pregúntate ¿porqué? Tal vez algo o alguien te lo impide. Solo cuando hayas agotado todas las alternativas razonables debes considerar las opciones de resignarte o alejarte de un problema.
¿A quién puedes consultar que haya resuelto ese tipo de problema o que haya vivido en una situación similar antes? Las situaciones difíciles no se resuelven a solas. Sin embargo nuestras reacciones nos pueden aislar. En situaciones abrumantes podemos caer en la depresión o sufrir temor. Como resultado nos alejamos de los demás.
Encontrar a alguien que haya pasado por lo mismo puede lograr muchas cosas a la misma vez. Te da un ejemplo a seguir, un amigo que entiende tu situación y una opción que te aleja de la aislación. Es posible sentirse solo e indefenso cuando estamos abrumados por ser la víctima de un problema. Busca la ayuda de alguien que no se ha dejado victimizar por aquella situación negativa que ahora encaras. No hay nada mejor que hablar con alguien que también ha sobrevivido los duros golpes de la vida con éxito. Encuentra a alguien que no solo te va a dar buenos consejos sino también tendrá compasión y en quien puedes confiar.
¿Cómo puedo alcanzar esa fuerza dentro de mi para encontrar una solución? El hacer de algo malo en algo bueno depende de cada uno de nosotros. Las crisis nos consumen y nos obligan a encarar un mundo emocional lleno de amenazas, miedos, fantasías, negación, distracciones y conflictos. Nuestro mundo interior necesita cambiar junto con el mundo exterior.
La solución nunca se encuentra a la altura del problema. Como dicen “hay niveles” y hay que sobresalir de un problema con la fuerza interior, el coraje y la razón. Encontrar aquella epifanía o perspicacia que nos ayuda a comprender mejor la situación y hacernos de una idea o solución llega de un plano interior superior al de nuestras reacciones, obsesiones y rodeos. Este nivel existe en aquel espacio íntimo de donde tomamos nuestra esperanza y luz, aquel lugar donde la paz es posible y hay lugar para encontrar un rumbo viable.
Para eso es mejor rodearse de aquello que nos inspira a ser mejores seres humanos como pueden ser nuestros hijos y seres queridos. No puedo saber que dificultades vamos a encontrar en la vida lo que sé es de que para salir adelante hay que dejar atrás la confusión y el conflicto y escoger un camino que nos lleve a un futuro positivo.